miércoles, 31 de julio de 2013

El ritmo perdido (Extended play)

Presentación en la UCA de El ritmo perdido de Santiago Auserón.




Concierto de Negro

Negro
Jueves, 1 de agosto, 21h
Terraza del Restaurante Porta Faxeira
Rúa do Franco, 50
Santiago de Compostela
Entrada gratuita

La idea del ciclo de conciertos TerraZeando, organizado por la asociación Desconcierto Cultural, es la de llevar música en vivo a una serie de ubicaciones cuidadosamente escogidas de Santiago de Compostela. Dentro de este ciclo tendrá lugar el próximo día uno de agosto la actuación del músico zaragozano Fernando Junquera, Negro.

Centrándonos en su último trabajo, Formación del espíritu nacional, y aunque no son pocas las diferencias, sobre todo en cuanto a la ejecución - tapping, técnicas extendidas, etc. - o en el recurso a la improvisación, la música de Negro recuerda las grabaciones que Vini Reilly hizo para Factory Records hace ya tres décadas; les emparentan similitudes tímbricas y melódicas, el carácter hipnótico de algunos pasajes o el uso de sampler. De manera un tanto raspada, en la misma línea genealógica podríamos citar a los Cocteau Twins de Victorialand, si obviamos el carácter instrumental de la música de Negro. Temo que estas analogías nos hayan llevado demasiado atrás en el tiempo, lo que habrá colocado un enorme interrogante sobre las cabezas más jóvenes. Despejaremos incógnitas diciendo que el Sr. Junquera suele citar entre sus influencias a bandas como The Sea & Cake, Gastr del Sol, This Heat o al guitarrista John Fahey. Podríamos añadir a Nöel Akchoté, para referenciar la faceta más ruidista - aunque no tan extrema - de Negro. Si esto tampoco les resuelve nada hagan lo que yo hubiera hecho nada más leer la primera frase de esta entrada: buscar música de Negro en la red y luego, si se tercia, ajustar cuentas con esta presentación. No sean demasiado crueles.

Más información:

martes, 23 de julio de 2013

Lee ésto

En la maraña verbal de la crítica rock, raramente se habla de Dylan en términos musicales. Su obra se analiza más bien como poesía, como material para iniciados o como algo misterioso. 
Alex Ross. Escucha ésto. Barcelona, Seix Barral, 2012.

El capítulo número dieciocho de Escucha ésto se ocupa de Bob Dylan. Tras centrarse en aspectos tocantes a la proyección del cantante, el exitoso crítico musical Alex Ross pasa a hacer observaciones de carácter musical, aunque sin despegarse del análisis literario, de una serie de canciones del repertorio dylaniano. Sirva como ejemplo esta cuarteta de Mama, You Been On My Mind, de las Dylan's bootleg series:

Perhaps it's the color of the sun cut flat 
And covering the crossroads I'm standing at (...)   

Quizá sea el color del sol poniente  
Y cubriendo las encrucijadas en que me encuentro (…) 
La armonía por debajo de estas palabras se desplaza de un acorde de MiM a un acorde de Sol#7 y de ahí a Do#m y uno de Fa#7. Es una extraña serie de cambios, que se corresponden con las imágenes barrocas de la letra de la canción. Nuestros ojos reaccionan con un «¿Qué?». Luego el cantante parece hacer caso omiso, con una sonrisa burlona de autodesaprobación, del intento de poetizar su emoción (la cursiva es mía):

Or maybe it's the weather or something like that, 
But mama, you been on my mind   

O puede que sea el tiempo o algo por el estilo,  
Pero nena, me has estado rondando por la cabeza 
y la armonía se vuelve también algo más sencilla, pasando suavemente de MiM a Do#m y de vuelta a Mi. El sentido cambia al tiempo que cambian los acordes.

La asociación que Ross hace entre texto y música es legítima, aunque se podrían justificar otras. Lo extraño de la sucesión de acordes con alteraciones refleja lo extraño de las imágenes del poema - ocaso/penumbra, encrucijada -, imágenes que sin embargo pueden ser consideradas tan tópicas como explícitas en cuanto a su significado. Para glosar los dos versos finales Ross se vale de lo connotativo (texto en cursiva: luego el cantante...), resolviendo la estrofa de un modo tan plausible como arbitrario: «la armonía se vuelve también algo más sencilla».

La melodía/armonía obedece al texto, todo pivota sobre él. Sí, «en la maraña verbal de la crítica rock, raramente se habla de Dylan en términos musicales» y la razón habría que buscarla tanto en la jerarquía que se da entre palabras y música como en el hecho de que los aspectos puramente musicales no distan mucho de ser algo accesorio y de interés más que relativo para el lector.

lunes, 8 de julio de 2013

Entrevista a Santiago Auserón sobre su libro "El ritmo Perdido"

Queda inaugurada esta nueva sección del blog - tres seis cinco - con una interesantísima entrevista a Santiago Auserón a raíz de la reciente publicación de su libro El ritmo perdido.




domingo, 7 de julio de 2013

El artista frente al espejo

Sin críticos, todo lo que el futuro podrá conocer de Justin Bieber será su música. Y sin una comprensión contextual del artista pop y su rol en nuestra cultura contemporánea, ¿cómo la explicaremos ?
Emily Zemler. Are Music Critics Pointless? Hollywood Reporter, 29/03/2013.

El artículo de Zemler plantea cuestiones candentes sobre el papel de la crítica musical en la actualidad: necesidad de la crítica, pérdida de estatus del crítico, crítica como mediación, críticas marciales en defensa propia, etc.
La absurda frase de Tyler que abre la columna - "todo el mundo escucha la música de manera diferente, así que no entiendo cómo es que los críticos tienen trabajo" - recuerda a la famosa pedrada en la frente de la crítica atribuida a Frank Zappa - también a Elvis Costello -: "escribir/hablar sobre música es como bailar sobre arquitectura". Un modo de contrarrestar este catenaccio gremial es el de entregar la pelota a los protagonistas. La idea, cuenta Zemler, se le ocurrió a Michael Azerrad, un crítico que el año pasado puso en marcha un foro que da voz a los artistas: los músicos comentan la obra de otros músicos que a su vez tienen derecho de réplica. Buena jugada, se reconoce la autoridad de los artistas sobre su propio trabajo y se les pone a "bailar sobre arquitectura". 
El propio Zemler señala por un lado el interés de poder presenciar un debate de estas características en primera fila para, acto seguido, apuntar que en cualquier caso se trata de "gente con una visión subjetiva escribiendo sobre algo que no puede ser aprehendido con palabras", en la linea de lo inefable de Costello/Zappa y del subjetivismo radical de Tyler. Deja así entrever que el conocimiento del cómo se hace la música si bien es una ventaja que posee el músico metido a crítico, es insuficiente, lo que le lleva a la afirmación culturalista con la que termina su columna y que encabeza esta entrada, afirmación apuntada ya antes en referencia a la web puesta en marcha por Azerrad:
El papel del crítico es contextualizar, generar conocimiento sobre cómo nuestro mundo se refleja en la cultura popular y cómo ese reflejo difiere con lo que se hizo antes. El crítico ayuda al público a entender lo que está escuchando y cómo encaja en el gran retrato de la música. ¿Está cualquiera que escribe actualmente para un blog cualificado para dar cuenta de este contexto?
Pues desde este punto de vista está claro que no, ni siquiera los propios músicos y, como dice Zemler, el experimento [sic] de Azerrad si bien es muy interesante no pasa de ser una voz más en esta labor (cada vez más) coral. Se ha de tener en cuenta que el cómo de los músicos no garantiza esa visión contextual y lo que realmente blindaría su autoridad como críticos, los aspectos más formales o los técnicos - aquí subo una octava, en este compás empleo una sexta napolitana, etc. - están prácticamente ausentes en la crítica musical. Se trata de música pop, parece decir Zelmer, y aquí lo que prima es lo contextual. 
La idea del conocimiento futuro de la música expuesta en el artículo es análoga - sólo hay que intercambiar "futuro" por "civilización alienígena avanzada", como en cualquier película del género de la ciencia ficción - a la que tuvieron los científicos que introdujeron música en las sondas espaciales Voyager con la intención de mostrar a otras civilizaciones - no es broma - los más exquisitos ejemplos de las diferentes manifestaciones musicales de la humanidad. Se prescindió de incluir en la sonda libreto explicativo alguno, dejando que sea la música la hable por sí misma.
Contrasta ésto con la desconfianza de Zemler, patente en su frase final, una defensa de la labor del crítico de música pop... a pesar de ella misma.