viernes, 18 de diciembre de 2009

Sube la bolsa, baja el pescado.


Hace días, el diario Factual se sumó a la fiesta de resurrección del disco dedicándole espacio en su sección de espectáculos. Cuando aún no me había recuperado del susto al encontrarme con un LP de El Canto del Loco en el departamento de música de unos conocidos grandes almacenes, me entero de que, en breve, los quioscos dispensarán diarios con clásicos del pop español, como Nacha Pop o Raphael, en vinilo. La cosa se pone seria.

Las cifras de la consultora Nielsen para este año en Estados Unidos dan un incremento en las ventas del 100% para el disco, que pasa de los 1,4 millones de copias de 2008 a los 2,8 millones en 2009.

En cuanto al cd, según el estudio de la empresa Enders Analysis, las ventas mundiales continúan cayendo, situándose este año en la mitad del nivel máximo - 23 billones de dólares -, alcanzado en 1997. Esta misma consultora predice que las ventas de cds se estabilizarán en 2010, con la saturación del mercado de lectores de mp3 (!?), al mismo tiempo que convierte en fuente de esperanza para la industria el fallido augurio de los que daban por desaparecido el disco compacto hace 10 años.


Naturalmente, el competidor del cd es el archivo de audio digital. En 2008 ya se había superado en EEUU el billón de descargas, si bien su incremento porcentual ha descendido desde 2007, cuando alcanzó un pico del 45%. En este sentido, en las condiciones actuales de acceso a los fondos digitalizados de las compañías discográficas, la tendencia al equilibrio parece darse no tanto en la venta de discos compactos como en la de archivos digitales.
En cualquier caso, la muerte oficial del cd se decretará cuando, tras el cataclismo del último lustro, el descenso porcentual en las ventas tienda a cero. Será entonces cuando tengamos otro cadáver en los anaqueles de la sala de estar, eso sí, no tan exquisito como su antecesor de plástico.


En la foto Tip y Coll explican el principio de Arquímedes, según el cual el peso de formato desalojado....


miércoles, 4 de noviembre de 2009

The Fleshtones. Xira novembro 2009



The Fleshtones. Xira novembro 2009.

11 nov 2009 20:00 Sala NASA, Santiago
12 nov 2009 20:00 Run Rum, Ferrol

viernes, 30 de octubre de 2009

Riesgos laborales


Los virtuosos de la guitarra eléctrica han estado en el punto de mira desde que la ética del "hazlo tu mismo" logró que la inepcia instrumental dejara de ser un elemento disuasorio a la hora de formar un grupo. Ante el éxito del punk, muchos se echaron al monte poniendo bajo sospecha a todo aquel que superara la barrera de los tres acordes. La imagen del guitar hero quedaba seriamente dañada: los chicos ya no querían ser Jimmy Page sino emular a Johnny Ramone...

Los que consideran que la vía a la autenticidad en el rock pasa por un rechazo de la técnica instrumental, una tesis con resabios rousseaunianos, tenían una justificación de verdadero peso para condenarla en los problemas de algunos músicos entregados a los excesos virtuosísticos con las seis cuerdas. Y digo "tenían" porque la ciencia avanza una barbaridad.

Tony Iommi, mítico guitarrista de Black Sabbath, ha tenido que recurrir a la medicina y someterse a tratamiento. Cuarenta años de punteos no pasan en balde y los cartílagos de sus dedos se habían ido gastando a medida que recorrían el mástil de la guitarra a velocidad de vértigo. La solución ha venido de la mano de las células madre y la terapia regenerativa.

La noticia aparece hoy en The Times y su autor habla de los guitarristas de rock como un nuevo nicho de mercado para la industria médica, como puedan serlo los deportistas.

No es la primera vez que Iommi tiene problemas con sus herramientas de trabajo. Con diecisiete años perdió las yemas de los dedos medio y anular de su mano derecha mientras cortaba planchas de metal en una fábrica. Los médicos le aconsejaron dejar de practicar con la guitarra. No siguió sus indicaciones. Fundió dos trozos de plástico de una botella de Fairy, los adaptó a la forma del extremo de sus dedos mutilados y los recubrió de cuero buscando un mejor agarre en el contacto con las cuerdas. Por lo visto, esta particularidad ayudó a modelar el sonido del heavy metal.

lunes, 26 de octubre de 2009

Faustakraut Pasta (VI)


Viviendo en la "multidimensionalidad simultánea".


El que fue mánager del sello norteamericano SST y autor del famoso - y polémico - libro "Rock and the Pop Narcotic: Testament for the Electric Church", Joe Carducci,
dice que lo sustantivo en el rock se ha de buscar en la interacción directa entre los músicos. Así lo recogía Simon Reynolds en un artículo para la revista The Wire, "Shaking the Rock Narcotic", en mayo de 1994:
La esencia del rock, dice Carducci, es la interacción en tiempo real de la batería, el bajo y la guitarra rítmica. Un grupo debería ser un motor rítmico creando energía cinética, "respirando" como una entidad orgánica.
De este modo, el concepto de rock se explica desde el acto de tocar y halla su fundamento en un tipo de nexo grupal que el propio Carducci define como "simultaneidad multidimensional" o, usando otra expresión, la "jam".

Una de principales amenazas para el rock es el productor: la pérdida de la importancia de la banda y, por lo que acabamos de ver, de lo esencial en el género, es directamente proporcional a la que se le concede a la producción. La frontera entre el rock y el pop se atraviesa, en este sentido, a medida que el papel del productor gana en protagonismo. Se concluye, claro, que tal cosa como la "jam" no se puede dar en el pop, palabra que Carducci usa en sentido peyorativo y como antagonista del rock.

Otro aspecto valorado por Carducci es el de la tradición y su ruptura. Volvemos a Simon Reynolds, que en una entrada de su blog escribe lo siguiente:
¿Pero, qué es lo que mueve tanto al público como a los músicos? Carducci tacha de periférico casi todo aquello en lo que los críticos de rock invierten el 95% de su palabrería, i.e., "rebelión", "actitud", el carisma/o neurosis del cantante, etc. Para Carducci, tanto la "política" como la "espiritualidad" del rock tienen lugar a través de la cinestesia musical. Es la interacción friccional del ritmo y el riff, la tensión y la liberación que implica. Esto se explica en "The Lowdown on Heavy", una sección [de "The Pop Narcotic"] que celebra el linaje que va desde Muddy Waters a Blacks Sabbath y Flag hasta las unidades grunge-metal actuales como Soundgarden y Kyuss. Carducci analiza los artefactos musicales que estos músicos despliegan para crear alegorías sonoras viscerales, aunque abstractas, de lucha y perseverancia frente a un "contexto negativo o difícil". Los heavy rockers, argumenta, "producen sensaciones tonales de impacto y moción poderosamente articuladas y texturadas, que provocan impulsos motores pesados (no bailables) en el oyente."
Relacionado con este particular y en alusión al decurso del rock en Gran Bretaña dice Carducci en una entrevista aparecida en Perfect Sound Forever que
...después de David Bowie y Emerson, Lake and Palmer hubo extrañas europeizaciones de la música rock y con lo que te encuentras es con una escena pop que no tiene ya nada de música rock.
En episodios anteriores de esta serie se habló de la importancia de Bowie para el post-punk, de su búsqueda, junto a Brian Eno, de un sonido continental. Esta europeización, puesta en la picota por Carducci, nos servía también para poner título a la hoja de ruta que Nettelbeck había trazado para Faust y así adjudicarles un papel importante en la paternidad del post-punk. El propio Reynolds suele contraponer además las figuras de Carducci y Eno, conservador el primero, moderno el segundo.

Quizás no haya una banda tan opuesta al paradigma rock "Carducci" como Faust. Si la esencia de este género se traduce en la ética agónica de una banda como Black Flag nada se aleja más de ella que la practicada por esta recua de bohemios alemanes. Su modus operandi se deduce con claridad a partir de la descripción del edificio en el que perpetraban su música, la granja de Wümme. El texto está extraído del imprescindible Stretch Out Time, libro sobre Faust escrito por Andy Wilson, responsable de faust-pages, sitio web al que se debe gran parte de la información usada en esta serie:
"El edificio tenía forma de H acostada, con el estudio en un extremo, las habitaciones en el otro y una cocina y otras instalaciones en medio. El lugar estaba cableado de modo que permitiera que los instrumentos fueran tocados más o menos en cualquier lugar, así el grupo grabaría a menudo con los músicos en diferentes estancias, a veces incluso tirados en sus camas mientras improvisaban. Las grabadoras de cinta estaban funcionando casi continuamente a fin de capturar cada idea, pudiendo subsecuentemente ser editada o mezclada con otro material."
Multidimensionalidad simultánea: los músicos desperdigados por el edificio, tumbados en la cama, improvisando individualmente o en unidades que no se corresponden con la totalidad del grupo, proponiendo distintas directrices musicales que se simultanearán posteriormente en la mesa de mezclas con el resultado de un caleidoscopio sonoro multidimensional.

Las grabaciones de Wümme no eran documentos en el sentido de capturar del modo más puro posible la actuación de un grupo,
la interacción del directo, tal y como pretende Carducci, que compró una grabadora para fijar la evanescencia del vivo de Flipper, una banda que se movía entre el hardcore y el post-punk iniciada la década de los ochenta. En el caso de Faust se trabajaba de manera bien distinta: el acto de tocar tenía como objeto la acumulación del material bruto a esculpir en el estudio, mientras que el disco sólo documentaba un momento del proceso creativo, estableciendo las bases sobre las que perfilar el directo del grupo.

Si Carducci quiere expulsar al productor del estudio Faust se lo lleva desde allí al escenario, convirtiéndolo en una figura tan importante que la distinción músico/productor acaba por diluirse.


En la foto, luciendo una camiseta de Meat Puppets, Joe Carducci.

martes, 15 de septiembre de 2009

Cut-out: la música impopular


Una de las posibilidades para un disco devuelto por una tienda a su distribuidor es que éste le haga un cut-out, un corte o agujero en la portada, y lo reenvíe al minorista para que lo ponga a la venta a precio rebajado. Esta marca estigmatiza el artículo forzando su conversión en saldo e impidiendo al minorista el reclamo de su importe original en caso de ser retornado, algo que no suele ocurrir, ya que por norma general el mayorista no admite devoluciones de cut-outs.

Me ocupo de este asunto porque hace días, en una entrada sobre Willy DeVille, hablé de David Forman, uno de los responsables de "A' Train Lady", esa maravilla donde convergen los talentos de Jack Nitzsche,
Dr. John o el propio Forman, que une su voz a la de Deville. Mi copia de su álbum homónimo exhibe uno de los cut-outs más aparatosos que he visto nunca, una tonsura proporcional al fracaso que supuso el disco, símbolo de su licencia de acceso al limbo de la música impopular.

Bienhallado Mr. Forman.

jueves, 3 de septiembre de 2009

Flipside


Xavi Sancho, periodista de El País, trata en Réquiem por la cara B el fin del cd-single y la desaparición de un espacio idóneo para que el músico dé rienda suelta a su versión más arriesgada...o autocomplaciente.

En el artículo, Pepe Verde apunta, con razón, que la cara b sirve a un músico para hacer experimentos que no tendrían cabida en un disco convencional y que ésto es lo que corre el riesgo de desaparecer.

Al tratarse de materia residual - lo que no quiere decir, ni mucho menos, mala - es una práctica que echarían de menos, fundamentalmente, los denominados "completistas", esos aficionados que coleccionan - coleccionamos - compulsivamente todo lo editado por un artista, yonkis del ¡eureka! en la misión de completar su devocionario musical; víctimas, a veces, de las tretas comerciales de las casas discográficas.

En cualquier caso, las posibilidades que brinda un medio como internet son tantas que casi es difícil resistir a la tentación de poner rarezas a disposición del público. Cualquier artista cuenta con espacio gratuito en un servidor para alojar archivos musicales, permitiendo el acceso al público; hay webs como Daytrotter que están a punto de llegar a los ocho millones de descargas de grabaciones en directo de grupos como Deerhunter, Of Montreal, Grizzly Bear, etc.; el archiconocido Myspace permite la descarga de audio...Incluso por los medios de siempre se tiende a la generosidad: la reedición de los dos primeros discos de Richard Swift en Secretly Canadian incluye, además del ya clásico bono para la descarga digital, un cd-ep con tomas alternativas...Las posibilidades son muchas y si lo que preocupa es la música, no hay por qué alarmarse, al contrario. Otra cosa es el objeto, el fetiche, y es más que posible que el cd-single con "extras" se quede en objeto de culto en esta carrera adaptativa.

El artículo va enfocado al
mainstream - se cita a Gloria Gaynor, Queen, Beatles, Oasis - y a una idea de "experimentación" que se plasma en tomas alternativas o en directo, demos, remezclas o en grabaciones en las que se dispone de mayor libertad creativa. Desde una perspectiva más amplia, moviéndonos fuera del alcance de Requiem por la Cara B, la amenaza a la experimentación que supone la desaparición del sencillo, o de cualquier otro soporte distinto al digital, no se ajusta mucho a la realidad, más bien al contrario: es en el ámbito musical más experimental - asociando este concepto a lugares comunes como innovación, transgresión, etc. - donde el formato es lo menos importante. Por ahí se mueven los netlabels - la propuesta más novedosa en cuanto a distribución musical se refiere, aunque ya en trance de replantear su funcionamiento - o la música de improvisación libre, por poner dos ejemplos. En el primer caso el soporte físico es tan sólo una - remota - posibilidad y en el segundo algo cercano al sinsentido. De todos modos, la edición no está totalmente excluida en ninguno de los dos casos.

Curiosamente, se da una dinámica de sentido contrario a la impulsada por la digitalización de la información y el desarrollo de la red, representada por la netmusic: con la capilarización que un medio como internet produce en el cuerpo del mercado y su consiguiente atomización se produce una situación idónea para la aparición y subsistencia de sellos discográficos que editan música al margen de los estándares de las medianas y grandes corporaciones y en toda gama de formatos: desde cajas de varios LP a singles, pasando por cd-r con portadas artesanales e incluso cintas de casete. Por poner un ejemplo entre cientos de propuestas podríamos citar el de Vinyl-on-demand.

Con la facilidad para acceder a la información musical y a tiendas de venta en línea aumentan las posibilidades para editar música dirigida a un público muy específico. Quedan muy lejos los tiempos de la comunicación por carta, los IRC - cupones de respuesta internacional; en correos, la mayor parte de las veces, el despachante de turno ni siquiera sabía que existían -, los IMO, los traveller's check, los billetes de dolar escondidos en un sobre y sobre todo esas eternas esperas - semanas y semanas - hasta la llegada del dichoso paquete con los discos solicitados. Hoy, afortunadamente, todo es mucho más rápido, incluso no escuchar lo que se compra antes de pagar por ello resulta algo casi inaceptable.

Volviendo al single, ya sea analógico o digital, sí que es cierto que al tiempo que se sucedían los diferentes soportes musicales a lo largo de los últimos ciento veinte años, desde el 78 revoluciones por minuto al archivo digital de audio, se polemizaba sobre los cambios ocurridos en el modo de escucha. Simon Frith cuenta el caso de Comptom Mckenzie, editor de una revista musical, que en 1940 arremetió contra el LP por considerarlo una amenaza al tipo de escucha superior, "activa", que asociaba al disco de pizarra de 78 rpm. Mckenzie creía que el entonces nuevo formato, por su larga duración, favorecía una escucha "distraída". Uno puede imaginar su reacción frente a un lector de archivos digitales incrustado en un dock y con un régimen de reproducción de varias gigas de música...Muy lejos de los cinco minutos, viaje del sofá al giradiscos y vuelta por medio, del solícito single.

domingo, 23 de agosto de 2009

Faustakraut pasta (V)


Faust Killed the Rock and Roll Star.

En Why don't You Eat Carrots Faust le daban boleto a los dos popes musicales del momento. Así, el camino iniciado por los alemanes no era una simple reescritura o sobreconstrucción del rock. A las influencias explícitas - citadas en el capítulo anterior - se yuxtaponía una clara voluntad novadora cuyo motor era ese posicionamiento anti-rock anglosajón de Nettelbeck que, al no encontrar una corriente musical germana contemporánea en la que inspirarse, desplazaba el punto de gravedad del grupo hacia otras disciplinas artísticas.

Los vándalos de Wümme conspiraban contra la "Roma" beatlestoniana con un sonido de nuevo cuño, un sonido indómito, ruidoso y genuinamente bárbaro que hundía sus raíces en el rock, entendiendo por tal cosa ese estruendo amenazante del que hablaba Nik Cohn en Awopbop...

...Pero ese estruendo era ya otro; el genotipo del rock quedaba totalmente trastocado por el tratamiento propuesto por Nettelbeck. No había rastro de su carácter masivo, previsible, cerrado en cuanto a forma. Faust se situaban en las antípodas del Tin Pan Alley, de Sun Records, del glam o de cualquier propuesta formulativa de música pop.
Eran producto del malestar de las generaciones alemanas posteriores a la Segunda Guerra Mundial, jóvenes en pleno hara-kiri cultural inmersos en la difícil tarea de depurar el rock de sus marcas de origen.

sábado, 8 de agosto de 2009

Willy DeVille (1950 - 2009)



En una hipotética querella entre clásicos y modernos en el Nueva York de finales de los setenta, Willy DeVille lideraría la primera de las facciones. David Byrne, que se propuso convertir el CBGB en la zona cero de la música pop, los definió como arquetipos románticos del rock and roll: una antigualla, vamos.
La ventaja de muchas de esas antiguallas es que trabajan a partir de materiales que ya han demostrado su carácter imperecedero y a menudo rinden momentos inolvidables. En el caso de DeVille, una de las muestras más palmarias de lo conveniente de seguir la tradición es "'A' Train Lady", canción de David Forman incluida en el disco "Return to Magenta", producido por otra leyenda: Jack Nitzsche.
Es una de mis canciones favoritas y una de las mejores maneras de conocer o recordar a este carismático músico.
La fotografía es de Gary Heery.

martes, 9 de junio de 2009

Disco vs. cd: ¿analógico vs. digital?




Jeff Tweedy decía en una entrevista que Sky Blue Sky responde en parte a los gustos comunes de los integrantes de Wilco, poseedores de una nutrida colección de discos grabados en el periodo que va desde 1966 a 1974. Tweedy añadía que ya desde los tiempos de Uncle Tupelo había tenido siempre presente la idea de lograr en sus grabaciones la "calidez" del sonido de esa época y que Sky Blue Sky era lo más cerca que había estado de conseguirlo.

El por qué no acaba de lograrse ese sonido añejo tiene mucho que ver con el cambio de lo analógico a lo digital en los estudios de grabación y con los procesos de edición digital del master. La digitalización del sonido implica una aproximación al original analógico cuyo resultado vendría a ser una copia "mutilada" de éste. En lo que respecta a la audición doméstica, hay que decir que la diferencia entre ambas señales es difícilmente perceptible si no se dispone de un equipo de sonido de alta gama y un oído afinado. Por tanto no hay que exagerar el alcance de esa mutilación.

Pero vamos al núcleo del tema. Las grabaciones que se hacen en los estudios modernos acaban en un master digital que posteriormente se usa en el prensaje del disco de vinilo. Es decir, el vinilo no sería más que el equivalente en microsurco de un cd.

De este modo, a menos que para la grabación y edición de un disco se haya usado tecnología analógica, nos encontraremos, tanto en el caso del disco de vinilo como en el del disco compacto, con ediciones digitales de esa grabación.

Esto no pasa únicamente con los discos grabados a partir de los primeros años de la década de los 80, también ocurre con las reediciones en vinilo de discos grabados en los 60 y 70, prensados a partir de masters digitales. 


He de decir que nunca me había ocupado de este asunto hasta que un día, mientras escuchaba una reedición en vinilo de un disco homónimo de Grin, el grupo de Nils Lofgren, oí algo parecido a un rayazo. El disco era nuevo. Hice una inspección visual sin encontrar nada que pudiera provocar el salto de la aguja. Volví a ponerlo en el giradiscos y agucé el oído buscando una referencia espacial en la galleta para localizar la zona defectuosa...

¡Glitch!

Oir para creer. No se trataba de un rayazo sino de un error en el master digital usado para el prensaje del disco. Lo que sonaba, aunque estaba planchado en plástico negro, era una grabación en ceros y unos, un cd disfrazado de disco de vinilo. La copia de la copia de la copia...


Cuando has crecido en los ochenta con el formato disco, las rimbombantes peroratas sobre lo sublime del sonido del vinilo no pasan de ser más que accesorias, audiófilos al margen. Durante más de una década no tuvo competencia. El casete era un formato complementario a causa de su portabilidad: walkman, automóvil, "loro" & co. La llegada del compacto si que supuso una amenaza a la jerarquía del disco, si bien su alto precio y el de los reproductores de cd retrasó su entrada en el ámbito doméstico. Metidos ya en los noventa llegó un momento en el que casi no se editaba nada en disco y se hizo casi obligatorio recurrir al cd. 

Poco hay en toda esta historia de la - polémica - superioridad de la grabación analógica sobre la digital. Se trata de dos formatos que conviven y es más la disponibilidad en el mercado y no la calidad de la grabación lo que acaba determinando cuál de ellos va a la cesta de la compra. Pero el glitch en el disco de Grin fue un aviso para futuras adquisiciones. Si se trataba de comprar un disco y no un sucedáneo a partir de ahora habría que afinar más. Desde luego que la mayoría de los relatos que había escuchado sobre la experiencia aurática que es la reproducción analógica engrosaron la lista de  fanfarronadas.

Dado que las ventas de discos compactos caen en barrena mientras que las de discos de vinilo aumentan - discretamente, eso sí -, es posible que ahora se hagan campañas publicitarias basadas en su mejor calidad sonora, y ésto años después de insistir en aquel "perfect sound forever" con el que fue lanzado el cd al mercado. Pero cuidado, no es oro todo lo que reluce.

Caveat emptor, que el comprador sea precavido.

martes, 2 de junio de 2009

Festival Vibracional TPS


Continúa a boa saúde da oferta musical galega. O próximo xoves 4 de xuño, comeza en Santiago o Festival Vibracional TPS, que é a consolidación da iniciativa conxunta da sala NASA e o Centro de Novas Tecnoloxías do Pico Sacro (TPS) de darlle pulo á improvisación libre en Galicia. Clicando aquí pódese acceder ao programa completo do festival.

lunes, 25 de mayo de 2009

Wilco


Son el buque insignia del no depression sound, un estilo trufado de americana con más de un vínculo con aquel nuevo rock americano de la segunda mitad de los ochenta. No hay duda de que es una banda con gusto por el rock clásico, pero con sensibilidad contemporánea, por lo tanto hay que ser un poco cautos ante la tentación de tacharlos de meros revivalistas. Valga el recurso a Jim O'Rourke - verdadero enfant terrible de la experimentación sonora norteamericana de los últimos veinte años, integrante de Sonic Youth, socio de Jeff Tweedy en Loose Fur, creador del sello Dexter's Cigar, etc., etc.- en labores de estudio como indicativo de por dónde van los tiros.

Tanto las partes del documental I'm Trying to Break Your Heart que recogen actuaciones de Wilco en vivo, como los ensayos incluídos en el dvd que acompaña la edición de lujo de Sky Blue Sky animan a acercarse a verlos el próximo lunes 1 de junio en el Palacio de Congresos y Exposiciones Santiago de Compostela. ¿Me equivoco mucho si digo que son LA BANDA del momento? ¿Y si digo que es el mejor MOMENTO de la banda?

La imagen corresponde a una actuación de Wilco en Chicago.


viernes, 15 de mayo de 2009

On the Bass Sound System


On the Bass Sound System
15 maio, 00:30 h
A Terraza
Rúa Juan Flórez, 30-32
A Coruña

Este venres, 15 de maio, o sound system On the Bass fará soar os seus riddims xamaicáns de alto calibre e baixas frecuencias na reapertura de La Terraza. A cita é as doce e media da noite, e de balde.

viernes, 1 de mayo de 2009

Locus Solus


El próximo domingo, día 3 de mayo, a las diez de la noche, tendrá lugar una nueva emisión en streaming de Locus Solus: una hora de sonidos recoletos a discreción.

martes, 28 de abril de 2009

Casete vs. iPod



Ese trasto antediluviano de la imagen es un walkman Toshiba KT-R2 y en la escala evolutiva de los artilugios portátiles para escuchar música ocupa un lugar equivalente al del trilobita en la de los seres vivos.

En la foto de la izquierda posa orgulloso junto a su sintonizador de radio, que ya aparece dentro del cajetín en la de la derecha, como si de una casete convencional se tratase, dispuesto a devorar ondas hertzianas.

Todavía funciona y si lo hace reproduciendo una "cinta" de cromo o metal ofrece un sonido que no tiene nada que envidiar al más pintado de sus descendientes digitales.

Esta entrada no pretende ser un ejercicio de nostalgia ni una revalorización vintage ni nada por el estilo. Las cintas, que aparecieron en el mercado a finales de la década de los sesenta del siglo pasado, han vuelto para hacerle la puñeta al iPod. He aquí el resultado del encuentro, documentado asalto tras asalto.

¿Quién dijo antediluviano?

sábado, 18 de abril de 2009

It's Only Rock and Roll (But I like It)

Awopbopaloobop Alopbamboom: Una historia de la música pop.
Nik Cohn
Círculo de Lectores. Barcelona, 2002

La foto de la sobrecubierta del libro habla por sí misma... Una masa de carne joven apretujada y sudorosa, expectante. La mirada entre orgásmica y bobalicona del chico del centro, abrazado a una mueca de pelo rubio; alrededor caras de admiración, impaciencia, ansiedad... Un maelstrom hormonal, un motín adolescente en la Bounty paterna capitaneado por varios jovencitos pertrechados con un ruidoso arsenal de instrumentos. Son sus héroes. Pongamos que se trata de cinco chicos con el pelo largo. El del fondo, contenido, aporreando la batería como si la cosa no fuera con él. Otro, feucho, con la mirada perdida, paralizado, tal que si estuviese atornillado al suelo, parece que trata de esconder la cara tras el mástil del bajo. A su lado un piltrafilla de mirada traviesa y movimientos gatunos; toca la guitarra con estilo; su corte de pelo a la taza apenas puede ocultar unas enormes orejas de soplillo. Un cuarto joven sonríe sin parar; es todo carisma; sopla la armónica y agita su rubia melena con violencia. En el centro, un chico escuálido de labios carnosos eleva los brazos, abofetea el aire, sacude sus caderas, no para de culebrear frente al micro. Entre bambalinas hay un tipo elegantemente vestido, lleva gafas de sol oscuras y observa atentamente toda la escena; le gusta lo que ve; él es el verdadero artífice, un tipo listo: el mánager...

...De acuerdo, esta paráfrasis, una invocación del tono con el que están escritos algunos de los pasajes de Awopbopaloobop Alopbamboom, no pasa de una torpe parodia, pero podría dar cuenta de la clave en la que Cohn interpreta el fenómeno del pop.

Greil Marcus lo destacó como el mejor entre los primeros libros escritos sobre rock and roll... Aunque más que de rock and roll la cosa va de Nik Cohn y el rock and roll. En Awopbop, Cohn hace memoria y dibuja con trazo apasionado un retrato de los diferentes estadios que atravesó el pop en su singladura a lo largo de una década y media. Para ello toma una serie de hitos - Elvis, el highschool, el soul, California, Dylan, etc. - que revisita adoptando una perspectiva necesariamente vital, al margen de cualquier atisbo de objetividad. Así, más que desde una vivisección en ambiente aséptico, académico, el libro se construye a partir de un careo con todos los episodios vividos durante esos años de idilio con la música pop, desde que no es más que un fenómeno neonato hasta su etapa manierista final, cuando ya ha mutado en arte y nadie se acuerda de Little Richard bramando su mítico Awopbopaloobop Alopbamboom mientras aporrea el piano.


Lejos, por tanto, de análisis sesudos y detallados como los del propio Marcus, el libro trata de ser el fiel reflejo de un momento; Cohn escribe como si no importase nada, como si todo no fuera más que una divertida broma para pasarlo bien, fiel al carácter teen del primer pop, a la emoción primigenia de su
beat. El propio autor dirá que la importancia del rock es emocional, no social, y el libro se podría definir finalmente como la crónica de un chico enamorado de la moda juvenil, de los chicos, de las chicas, de los mánagers...enamorado del pop. La historia está escrita cuando la criatura cumple quince años, contados desde la fecha de edición del Rock Around the Clock de Bill Halley, en 1954, y casi no ha habido tiempo para hacer de ella un objeto de estudio serio; en la práctica, el pop y sus aledaños apenas han dejado de ser un "aquí y ahora", un "toma el dinero y corre".

Cohn, que ya escribía para el dominical londinense The Observer con apenas dieciocho primaveras, acaba Awopbop en 1968. Tiene cumplidos los veintidós y tiempo para sentir nostalgia por el pop mientras escucha discos de Merle Haggard. Han sido casi doce años de noviazgo musical y cuatro de desengaño. Su editor le alquila una casa en Irlanda y en siete semanas ajusta cuentas con aquel muchacho de Londonderry que una tarde entró por error en la barriada católica de Bogside y encontró una oportunidad para reinventarse: el rock and roll. Dice en el prólogo de esta edición del libro, escrito en 1996:

Ni dinero, ni esplendor, ni esperanza de poder obtener algún beneficio. Los mocosos como yo, expulsados de las escuelas, de mal pelaje y peor comportamiento, no tenían ni la más remota posibilidad. Pero "She Loves You" lo cambió todo.
Y ahí comienza la historia de Nik el espitoso, el wannabe fascinado por los teddy boys de su ciudad que viajó a Londres para incarle el diente al superpop. Tocaba el saxo. Quería ser músico, quería ser una estrella del rock, pero carecía de talento para lo primero y del perfil necesario para lo segundo. Se propuso convertirse en escritor y se compró una máquina de escribir. Con sólo veinte años vio publicado su primer libro, Market. A continuación vendría I Am Still the Greatest, Says Johnny Angelo, una novela inspirada en uno de sus ídolos, el anti-héroe tejano P.J. Proby - a partir de la cual, por cierto, David Bowie dio forma a Ziggy Stardust -. Inmediatamente después, en 1968, llegará Pop from the Beginning, rebautizado más tarde como Awopbopaloobop Alopbamboom: The Golden Age of Rock.

Una edad dorada en medio de una etapa de auge y otra de decadencia. El punto de inflexión de la curva del pop será para Cohn
Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band
. No es que los Beatles, de los que el autor salva su primera época, tengan la culpa en exclusiva, por ahí está la carga introspectiva de poetas como Dylan, algo que la levedad congénita del pop soporta con mucha dificultad, pero la obra de madurez de los Fab Four supondrá un cambio irreversible que dará al traste con el paraiso pop del bueno de Nick.

Awopbop es un libro con no pocas querellas: Beatles vs. Stones, Lennon vs. McCartney....Pero la principal es la que se da "entre la calidad y el mito", entre el pop entendido como arte y el que provocaba estragos entre los jóvenes ingleses que veían el programa de televisión Ready, Steady, Go! Cohn nos hablará del pop como una forja de mitos adolescentes, de estrellas en las que mirarse, más acá de la idolatría mesiánica que profesará el público por los ídolos de finales de los sesenta y de los coqueteos artísticos de un fenómeno que nació para ser simplemente algo "rápido, llamativo o sexual, brutal o vulgar, monstruoso o violento". Vale
, los Stones parecían estar por encima de todo, pero no porque fueran considerados verdaderos dioses, como Dylan, sino porque lo parecían, porque se comportaban como tales:

El coche avanzaba por la calle hacia donde yo estaba y paró delante de la entrada de los camerinos del Odeón. La policía formó cordones. Entonces se abrió la puerta del coche y salieron los Rolling Stones, los cinco, con su mánager Andrew Oldham. No parecían reales. El pelo les llegaba por debajo de los hombros, vestidos con todos los colores imaginables, parecían los seres más viles y perversos que pueda imaginarse. En aquella calle gris brillaban como dioses del sol. No parecían humanos, eran como criaturas de otro planeta, imposibles de alcanzar o entender pero exóticos y bellísimos en su fealdad.
Esta fascinación de regusto hollywoodiense se torna admiración en el retrato de personajes como Tony Secunda, Lou Adler o Andrew Logg Oldham. Éste último, mánager de los Stones, tenía la clave del éxito:
Como mánager, Oldham multiplicó por cien todo lo que los Stones tenían dentro: los hizo más feos, más peludos, más anárquicos, hizo de ellos aquello que los padres más odiaban y más les asustaba. Les incitaba a ser más salvajes, más sucios, más obscenos...y lo consiguió: blasfemaban, gruñían, se burlaban de todo y deliberadamente se hacían pasar por cretinos.

Era pura psicología; los chicos que les veían por vez primera tal vez no estuviesen muy seguros de lo que significaban, pero al volver a sus casas y oír a sus padres aullando contra esos imbéciles sucios y melenudos, reaccionarían contra sus padres y se identificarían con los Stones como locos.
Efectivamente: motín a bordo, el secreto de Oldham.

Mientras suena ese estruendoso beat siguen desfilando estrellas, estrellados, mánagers, mercachifles, impostores, fans enloquecidos. Vemos el pop como mero entretenimiento, como negocio, como montaje publicitario... El pop, finalmente...

...nada excepcional; siempre sencillo, tonto, vulgar y falso; sobre todo un sonido. (...) Cuando empezó yo tenía 10 años, ahora tengo veinticinco y ha dominado mi vida. Siempre me ha rodeado, me ha formado y me ha dado mis héroes, ha construido mis mitos. Casi ha vivido por mí. Seis horas de tonterías sin valor alguno y, sin embargo, ha significado para mí más que cualquier otra cosa.
Lo verdaderamente excepcional en 1968 era hacer periodismo sobre música rock y más excepcional es aún la vigencia de un relato como el de Awopbop. Era algo que ya intuía el propio autor en una entrevista realizada en 1973, cuando, en un raro alarde de objetividad dijo: "There is only one decent book that has ever been written on pop, and that's Awopbopaloobop Alopbamboom". Podremos preguntarnos qué habrá sido de la abuela de Cohn, pero también si su afirmación, que anticipaba en unos cuantos años la de Greil Marcus, se ha visto desmentida. Es posible que haya mejores libros sobre la historia del pop, pero como Awopbop seguro que no hay ninguno.

viernes, 17 de abril de 2009

ArtEx Sonora II


Achégase a segunda edición de ArtEx Sonora. Terá lugar no MACUF da Coruña e contará coas actuacións de Stephen Cornford - o 16 de maio - e Carlos Suárez - o 23 de maio -. Este último impartirá un taller teórico-práctico sobre fonografía e arte sonoro - 16 e 17 de maio -.

domingo, 5 de abril de 2009

Espazos Sonoros 2009


Comeza unha nova edición de Espazos Sonoros. Do 15 de abril ao 28 de xuño; 88 concertos, 27 espazos e 36 formacións. Nesta url - clicando sobre "prensa" - pódese descargar o programa.

miércoles, 1 de abril de 2009

2 Tone / Clangor

O que máis me gustaba de Clangor eran aqueles motivos inspirados na estética de 2 Tone que decoraban o local. A austeridade do branco e negro dáballe á sala unha apariencia limpa, moderna, lonxe da que tiñan a maior parte das discotecas de mediados dos oitenta. As formas brandas debuxadas con trazo sinxelo dos murais, as bandas taqueadas e demáis imaxes bicolor espalladas polo local nada tiñan que ver coas flores de plástico, a formica e as luces de neón que decoraban aqueles templos ao mal gusto chegados da década anterior.

2 Tone foi un selo fundado en Coventry, Inglaterra, por Jerry Dammers. A finais dos setenta comenzou a editar discos de grupos como The Specials, The Selecter, Madness, The Beat, ademais de memorables debuts como o dos Dexy's Midnight Runners, cuia segunda referencia para a marca foi o mítico single Geno. Foron seis anos - de 1979 a 1985 - de intensa actividade como reflexo dunha subcultura, homónima, que deixou unha manchea de boas cancións, algún himno e unha atractiva estética.

O propio debuxo do anagrama de Clangor fusilaba a imaxe de Walt Jabsco, ese hard mod que xira nas galletas dos discos de 2 Tone. Vestido en riguroso bicolor: traxe negro axustado, camisa branca, garavata e pucho pork pie tamén negros; nos pés loafers acibeche, en contraste coa franxa branca dos calcetíns, que quedaban á vista polo corte das perneiras, á altura do nocello. As dúas colores eran unha alusión á unidade das razas branca e negra, expresión do carácter resistente herdado dos skinheads orixinais contra o auxe do racismo na Inglaterra da época.

Foi a figura de Peter Tosh na foto da portada do disco The Wailing Wailers a que serviu a Jerry Dammers e Horace Panter como inspiración para a imaxe de Walt Jabsco
. "Defiant & jamaican & hard", mesturaba a distinción propia dos mods coa pose arrogante do rude boy. Poucas veces a asociación dun sonido cunha imaxe funcionou tan ben coma no caso de 2 Tone.

Á marxe dos préstamos decorativos, pouco souben durante aqueles anos composteláns de 2 Tone. Non abundaban na noite santiaguesa locais nos que pincharan este tipo de música....Por non dicir que non existían. As únicas alusións a ese son eran as que se filtraban a través da música de The Clash ou Kortatu nos ambentes máis punkies, pero tanto os ritmos xamaicáns como o soul nas súas manifestacións orixinais eran "rarísima" avis daquela. Seguramente houbo excepcións, pero eu non as coñecín.

De Clangor gardo recordos dalgúns concertos, especialmente dun de Jonathan Richman. Xa non se trataba da época heroica da sala, mediados os oitenta, cando grupos como Nacha Pop tocaban gratis varios días consecutivos. Eu só coñecín
seus últimos anos, pouco antes do atentado que provocou o seu peche.

Ao redor destas circunstancias xira a película "Clangor, o filme", un proxecto de Ledesma Produccións. Neste blog pódese atopar máis información.

domingo, 29 de marzo de 2009

La Música del Siglo XX


La Música del Siglo XX
Diego Fischerman
Paidós. Buenos Aires, 1998


Al hilo de la entrada anterior se me ocurrió rescatar un libro que puede servir como introducción o complemento al tema desarrollado en el Curso de Cultura Musical que se está celebrando en el MACUF.

¿Qué es la música contemporánea? Con el pretexto de contestar a esta pregunta formulada a Luigi Nono en una conferencia, el músico y escritor argentino Diego Fischerman se ocupa en cartografiar musicalmente el siglo XX.

Consciente de la complejidad de la tarea, el autor busca un marco común a partir del cual explicar la diversidad de propuestas musicales de los últimos cien años y lo encuentra en su carácter problemático: la música del siglo XX experimenta la necesidad de preguntarse, antes de existir, acerca de su estética; la respuesta es la propia obra.

Esta particularidad, que supone la búsqueda de nuevos principios constructivos a partir de un diálogo con la música del pasado, comportará el protagonismo de nuevas variables sonoras y el desarrollo de un nuevo discurso.

Fischerman comienza explicando la adopción de modelos escalares previos a la tonalidad funcional en Satie y de recursos compositivos no dependientes de las relaciones acórdicas en Debussy como modos de escapar a la direccionalidad tonal. A continuación trata la evolución de Schoenberg desde el hipercromatismo de inspiración wagneriana a un racionalismo inspirado en Brahms.

Estos tres compositores reaccionaron de diferente forma frente al principio rector del sistema tonal: el juego alrededor de la modulación armónica. De este modo, estableciendo un diálogo con el pasado, los principales elementos constructivos del discurso musical eran desplazados a un segundo plano, dejando su lugar a otros como el timbre, el color o el ritmo.

De un modo similar, desde el dodecafonismo de la Segunda Escuela de Viena hasta los minimalistas, pasando por el formalismo de Stravinsky, Varèse como precursor de la electroacústica, la música concreta, el neomedievalismo y otras corrientes musicales, Fischerman va explicando de manera concisa y didáctica lo que dejó tras de sí el siglo XX.

Concluye el libro con una postdata en la que el autor habla de la preponderancia del valor estético de la obra musical sobre el histórico. Fischerman destaca el caso de determinadas creaciones de compositores norteamericanos, cuyo interés radica en lo que tienen de reflexión sobre la naturaleza del arte, siendo obras musicales no para ser escuchadas si no "contadas" – se cita como ejemplo 4'33'' de John Cage -.

Pero si bien la importancia estética de gran parte de las obras tratadas en el libro es sólo relativa, en conjunto acabaron por provocar un cambio de gran trascendencia al hacer necesario un tipo de oyente nuevo.

martes, 24 de marzo de 2009

El Oído Contemporáneo / Curso de Cultura Musical


No Museo de Arte Contemporáneo Unión Fenosa da Coruña vense celebrando desde decembro do ano pasado un interesante Curso de Cultura Musical. Ésta é a súa primeira edición e comprende unha serie de clases maxistrais de temática diversa co obxectivo de ofrecer unha visión panorámica sobre os diferentes ámbitos de especialización musical na actualidade.

O curso complementa a terceira edición do ciclo de concertos El Oído Contemporáneo, que ten lugar tamén no MACUF e que se céntra na música do século XX. Entre o tres de abril e o trinta e un de maio poderase asistir á interpretación de obras de Ichiyanagi, Feldman, Hindemith, Messiaen e de compositores holandeses da actualidade.

martes, 24 de febrero de 2009

Pop para gente extraña


Bart Davenport + La Brigada

Festival IN-SOMNI'09
La [2] d'Apolo, Barcelona
20 de febrero, 20:30 h

La actuación de Bart Davenport en La [2], una sala de aforo mediano anexa a la legendaria Apolo de Barcelona, me sirvió para confirmar la solvencia de este artista californiano sobre el escenario. No es que albergara dudas al respecto, ya lo había podido comprobar en su aparición en Los Conciertos de Radio 3, de TVE, acompañado por un glamuroso saxofonista, pero me faltaba verlo en vivo, algo que deseaba hacía tiempo.

La tarde empezó con La Brigada, antes conocidos como The Light Brigade, un grupo de Vilanova i la Geltrú que tan pronto visita los soleados paisajes de la costa oeste norteamericana vía Laurel Canyon como se echa unas pintas con Ray Davies en Muswell Hill. Versátiles, con talento para las buenas melodías y gusto por el detalle, añaden a la clásica instrumentación de guitarra, bajo y batería, teclados y trompeta.

El cantante brigadista anunció, pasada la media hora de actuación, la incorporación de un sexto componente que les acompañaría en un par de temas. Esa incorporación no era otra que la del propio Bart Davenport, un tipo menudo y de expresión tan amable como vivaracha que había estado bailando y aplaudiendo de manera entusiasta las canciones de los de Vilanova, engrosando el escaso público inicial.

Tenían preparados dos hits. El primero fue Between Clark and Hilldale, de Love y el segundo Euphoria, del propio Davenport, canción con regusto stoniano que le permitió ejecutar con soltura todo su repertorio de movimientos de baile, destacando sus clásicos amagos twist.


Esta parte final de la actuación de La Brigada seguro que hizo despertar en más de uno el deseo de ver a Bart Davenport acompañado por una banda, ya que en sus continuas visitas a España - excepción hecha de The Loved Ones, su encarnación mod - siempre ha actuado como solista, o al menos así me consta.

Claro, en cuanto suenan los primeros acordes de guitarra acompañando su polivalente voz, lo de la banda pasa a un segundo plano. En La [2] ni siquiera necesitó respaldo instrumental para iniciarnos en su clase magistral de orfebrería pop. El recital comenzó a capella, con algo que sonaba a balada isabelina, y continuó con la retahila de magníficas canciones que forman el catálogo de Bart, siendo Palaces, su último disco, el principal protagonista.

Los momentos álgidos en cuanto a popularidad llegaron con A Young One, Clara y Jon Jon, en los que parte del respetuoso público - gente extraña de Barcelona, en palabras de Bart - sumó su voz, me incluyo, a los irresistibles estribillos entonados por este pequeño gran hombre. Tan irresistibles que lo cierto es que se hacía difícil no tener la sensación de estar viviendo por un momento en Hamelin, dispuestos a seguir al Bart-flautista cuando bajara del escenario y atravesando la sala continuara tocando en la calle, persuadidos de la verdad contenida en esa jubilosa afirmación que dió nombre a otro de los referentes del soft-rock de las dos últimas décadas, Papas Fritas: POP HAS FREED US.

El concierto se terminó en tres bises, pero pudo haberse prolongado el tiempo que a Bart le hubiera dado la gana. Ni la pareja de sesentañeros que tenía a mi lado con los ojos como platos, ni el arrebatado cantante de La Brigada, que se sabía prácticamente todas las letras del californiano, ni, por descontado, servidor, nos hubiéramos movido de allí hasta que hubiera agotado su repertorio; y creo que la mayor parte de los que se dieron cita en La [2] hubiera hecho lo mismo. ¿Quién dijo aquello de que "lo bueno, si breve, dos veces bueno?


Al margen del concierto, me gustaría llamar la atención sobre otras formaciones en las que Bart Davenport despliega su talento, creo que merecen la pena:

Honeycut, una originalísima banda de nervio electrónico y vocación bailonga que cuenta con el atractivo adicional de tener como teclista al gran RV Salters.

http://www.youtube.com/watch?v=ee98ZDZAVf8&NR=1

http://www.myspace.com/honeycutmusic

The Loved Ones, o Bart goes mod.

http://www.youtube.com/watch?v=Z-M-vMsSRII


Finalmente, los que se hayan quedado con ganas de saber cómo suena Bart Davenport en directo con banda de acompañamiento pueden recurrir a la descarga de las canciones alojadas en esta web:


http://daytrotter.com/article/1595/bart-davenport




La fotografía que encabeza esta entrada está tomada por Quique López, colaborador en el blog alterna2. Para ver más fotos de Bart o disfrutar del buen hacer de Quique clicar aquí.

lunes, 23 de febrero de 2009

Faustakraut pasta (IV)


Can’t get no satisfaction? All you need is Faust.

En el capítulo anterior de esta serie vinculé a los Beatles con Faust de una manera un tanto caprichosa, pero la verdad es que hubo un momento en el que sí se estableció una relación entre ambos, tan remota como significativa.


En Why don’t you eat carrots, corte de inicio de Clear, el primer disco de Faust, se escuchan, como tomadas de una emisión de radio y de forma sucesiva, un par de compases de I can’t get (no) satisfaction y otro par de All you need is love. En un breve lapso, la música de Beatles y Stones es sepultada por un par de arreones de feedback; a continuación suena una secuencia de notas de piano y, acto seguido algo que, a falta de una etiqueta más inspirada, se podría definir como pop cubista. El propósito de Faust quedaba establecido en este antílogo sonoro.

El periodista y productor Uwe Nettelbeck, animado por Kurt Enders, A & R de Polydor en Alemania, quién tenía la convicción de que existía un espacio para la nueva música alemana en la esfera del rock internacional, juntó a una serie de músicos en un estudio construido a la sazón en Wümme, una ciudad situada entre Hamburgo y Bremen.

En palabras del propio Nettelbeck:
La idea era no copiar nada de lo que estaba ocurriendo en la escena rock anglosajona – y funcionó. Faust me gustan más que The Beach Boys, The Velvet Underground o los primeros Mothers debido a que su música no es sólo un “producto industrial”.

"Ellos no son “profesionales” en ese sentido – sólo intentan ser ellos mismos y no hacer otra cosa que no sea su propia música. Siempre me ha gustado la idea de editar discos que careciesen de un acabado convencional en términos de producción pero con esa particular sensación de espontaneidad que echo de menos en el negocio. En otras palabras: los discos deberían sonar como bootlegs, como grabados por alguien que acudiera a un ensayo o una improvisación y posteriormente montase el resultado de modo incoherente.
Los dos insertos que abrían el primer corte del disco no eran, por tanto, una mera cita o algo casual, sino una concisa declaración de principios: superar el carácter mimético del grueso de los grupos alemanes contemporáneos. El primer paso consistía en darle la extremaunción al canon rock.

Nettelbeck eludía cualquier comparación estilística para poner el énfasis en el objetivo: mientras los tres grupos que menciona rendían "productos industriales", lo de Faust era concebido más como un work in progress para el que la edición de un disco no constituía tanto un fin como un hecho testimonial.


La prueba incontestable de esta afirmación es The Faust Tapes, un surtido de maniobras orquestales caseras editado en 1973 por Virgin al más que módico precio de cuarenta y nueve peniques – ese año se vendieron cincuenta mil copias; más tarde se supo que la jugada fue rentable para la compañía, aunque en su momento pareciera un suicidio económico -. Según cuenta Julian Cope en Krautrock Sampler, los chicos que formarán años después The Simple Minds se deshicieron de sus copias de The Faust Tapes arrojándolas desde el tejado de su apartamento, hecho que basta para acreditar la gran calidad del disco.


Continuando con las palabras de Nettelbeck, si bien es cierto que Faust no parecían muy interesados en el acabado de sus grabaciones, sí que hay influencias anglosajonas en su música, concretamente de los grupos a los que Nettelbeck hace alusión.

Ya destacamos la importancia de Stockhausen en la segunda entrega de Fastakraut Pasta. El músico alemán había estado trabajando en 1952 junto a Pierre Schaeffer, pionero de la música concreta cuya influencia en el ámbito del rock ya diera sus frutos en 1966, año de la edición de Freak Out, primer disco de The Mothers of Invention, el grupo del californiano Frank Zappa, un referente para los alemanes.

También la sombra de The Velvet Underground planea sobre Faust. Julian Cope insiste en la fascinación de éstos por Andy Warhol y la escena experimental neoyorkina. En 1972, Tony Conrad, el que fuera componente de The Dream Syndicate junto a John Cale y La Monte Young, se desplazó a Wümme para grabar Outside the Dream Syndicate junto a tres componentes de Faust. En Krautrock Sampler Zappa aparece citado junto a The Fugs como una de las influencias más notables en el underground germano de finales de los 60, si bien Cope muestra ciertas reservas hacia la música del primero.


En cuanto a los Beach Boys, Nettelbeck era fan suyo, o al menos eso afirmaba en el inserto de Clear;..., pero hay un mundo entre el sonido de los broncíneos chicos de la playa y el de los kraut freaks de la gélida Wümme, al menos hasta que Brian Wilson renunció a las giras para ejercer de Crusoe en su estudio, transmutando el pop pueril de sus primeras obras en gospel de retórica lisérgica.


Otras influencias podrían ser las de Roxy Music o bandas del sonido canterbury como The Soft Machine. En cualquier caso es bastante patente que Faust no estaban creando ex nihilo, pero eran tan singulares que casi lo parecía.


(En la foto se ve a Nettelbeck manipulando la consola junto a los componentes de Faust).

sábado, 7 de febrero de 2009

Bart Davenport

Bart Davenport

18 febreiro 20:00 h, Sala NASA, Santiago de Compostela.
19 febreiro 20:00 h, Casa de Arriba, Vigo.

Temos de visita por Galicia a un dos mellores compositores e intérpretes de música pop na actualidade: Bart Davenport.

O seu é un mosaico no que concorre case toda a serie de estilos musicais que floreceron durante as décadas dos sesenta e os setenta, refundidos con personalidade e actitude contemporánea: dende o sweet soul ao folk pasando polo rock psicodélico ou o pop máis intimista.

Lennon e McCartney, The Incredible String Band, Marcos Valle, The Hollies, o exquisito Homegrown de
Don Agrati, The Originals, Burt Bacharach, John Sebastian e mesmo os Stones resoan no repertorio deste músico californiano.

Acaba de editar Palaces, cuarto disco en solitario que continúa a liña dos seus anteriores traballos: xuntar doce cancións con categoría de single, algo prácticamente insólito hoxe en día.

Valéndose tanto dunha sensibilidade allea a estridencias, que atopa acomodo nas boas melodías, como da súa gran capacidade como intérprete, Barto recolleu o testigo dos grandes, convertíndose no indiscutible adaíl do POP. Temos a sorte de poder velo en directo, eu non o perdería.

Máis concertos en Madrid, Barcelona, Zaragoza e Valencia. Infórmate clicando aquí.